Se aprecia una muestra arqueológica perteneciente a la cultura de la tribu de los Sachagua encontrada en el mismo terreno, una exposición fotográfica con sus respectivos textos destinados a educar y a explicar determinados aspectos de las imágenes como: características formales, descriptivas, contexto histórico y una colección de objetos antiguos en su mayoría donados por la población.
La negrilla advierte sobre la realidad: unas cuantas manzanas pobladas alrededor de la plaza pública.
El espacio inicial termina por llenarse y comienza la deseada expansión hacia el Oriente.
Un elemento inesperado: pista de aterrizaje.
La meseta de Bucaramanga se llena. Ferrocarril, carreteras aeropuerto conectarán la ciudad con en Río Magdalena, Bogotá, Cúcuta y la Costa Atlántica.
Los años posteriores al triunfo de Boyacá los marcó el “Culto a la Libertad”: 1819 fue designado “Primero de la Independencia”, y en adelante parques y avenidas debían eternizar los nombres de los héroes. Resultaba obvio; esta tierra contribuyó como ninguna a la derrota del dominio español.
El automotor ha hecho su aparición: de momento “tímidamente”; luego serpa el eje de la actividad económica.
La calle del Comercio (hoy calle 35), testigo privilegiado en su momento del milagro económico llamado ¨Bucaramanga¨.
Testimonio irrefutable de la pasada importancia: los consulados de Estados Unidos de América y Alemania.
El Mercado Cubierto (1895) convirtió su costado Sur en vía de importancia; pero cuando Emilio Garnica inauguró en ella la fábrica de cigarros “El Buen Tono”, su edificio de varios pisos dotado de reloj y sirena pasó a ser el “punto de referencia”.
La calle del Comercio (hoy calle 35), testigo privilegiado en su momento del milagro económico llamado ¨Bucaramanga¨.
Christian Peter Clausen fundó en 1899 una fábrica de cerveza en Floridablanca. Quedaba junto al Río Frío y la surtía la Quebrada La Carbona, aguas a las cuales debió su fama la burbujeante “Soda Clausen”. Emilio y Leo Kopp, los fundadores de Bavaria, lo acompañaron al inicio como socios.
Bucaramanga contó con acueducto domiciliario en 1920; por 300 años la “Aguada de los Escalones” y la “Chorrera de Don Juan” habían actuado como sustitutos. En esta última los propietarios de la hacienda La Filadelfia organizaron baños públicos: utilizaban agua de la quebrada La Rosita, ofreciendo cubículos privados.
Los bumangueses tenían por costumbre ir de paseo por el llano recogiendo guayabas silvestres. Seguramente, los organizadores del “kiosco” contemplaron utilizar como clientela dichos “guayabeos”, máxime ahora que las avanzadas urbanas acercaban esos lugares y el automotor contribuía a frecuentarlos.
Bucaramanga, mediados del s. XX
La nueva ciudad planeada por urbanizadores en la época del café, necesariamente contaría con iglesia propia.
Era únicamente ¨cuestión de tiempo¨. El cambio de uso del sector transformaría el viejo parque de atracciones de Reyes González, en la primera ¨central de transporte¨.
Mariano Penagos fue el primero en traer una bicicleta a Bucaramanga. La trajo siendo un niño, cuando su familia llegó proveniente de Caracas. El artefacto debió ser costoso, pero popular entre quienes podían adquirirlo y lo utilizaban para recorrer el llano de Andrés Serrano o el de David Puyana.
Esta foto fue tomada después de la cruenta Batalla de Palonegro. Posan los vencedores generales conservadores; algunos debieron ser militares de carrera, y otros comerciantes o políticos ascendidos por el gobierno para asegurarse adeptos.
Debió ocurrir a comienzos del siglo XX. Lo delata la variedad de las vestimentas de los caballeros: chaleco, corbatín y cuello alzado se confunden con la reciente innovación de la corbata.
El artista y su obra. El lente de la cámara fotográfica de Quinitilio Gavassa, eternizaría la realidad de la ciudad que lo atrajo desde Italia.
Cuatro generaciones se reúnen para la ocasión: el patriarca centenario testigo de la independencia, su descendiente el hombre de la levita, su compañera, sus hijos y sus nietos.
El fabuloso evento astronómico quedó plasmado en una de las placas fotográficas que se salvaron.
La plaza pública de Bucaramanga (hoy parque García Rovira) fue por mucho tiempo escenario del mercado dominical, de espectáculos como mítines, escarnios, ejecuciones y frecuentes paradas de la fuerza pública.
Costados Oriental y Occidental de la Plaza de Mercado y Pabellón carnes respectivamente, unidos entonces por un puente. Hoy Carrera 16 entre Calles 33 y 34. Los camiones que se ven al fondo abastecían el mercado de papa.
A la derecha, en primer plano, se ve una tumba recién cubierta. El momento debió corresponder, al acto ceremonial en que fueron allí depositados los restos de los caídos en la Batalla de Palonegro.
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